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FAMILIAS BENDECIDAS

FAMILIAS BENDECIDAS

 

El anhelo de Dios desde un principio es que cada familia que hay sobre la faz de la tierra, sea llena de toda bendición, en todo lo que emprendan cada uno de sus integrantes.

 

Son muchísimas las promesas en la Biblia, en las que el Señor menciona a la familia, y son muchísimas las indicaciones y consejos que nos da para que como familias caminemos en bendición.

 

Por ejemplo, en cierto pasaje, la Biblia nos relata que un día Jacob les dijo a todos los de su casa: Desháganse de todos sus ídolos paganos, purifíquense y pónganse ropas limpias. Ahora vamos a Betel, donde edificaré un altar al Dios que respondió a mis oraciones cuando yo estaba angustiado. Él ha estado conmigo en todos los lugares por donde anduve.

 

Este pasaje nos señala 3 cosas que debemos enseñar a nuestra familia, en forma específica a nuestros hijos:

 

  1. Es importantísimo que propiciemos en nuestra familia un tiempo de limpieza y purificación, pues seguramente a lo largo de la vida, aunque nuestros hijos sean pequeños, nos hemos ido contaminando y aprendiendo y haciendo nuestras, costumbres, cubitos, tradiciones y acciones que ofenden a Dios, o que nos han lastimado o con los que hemos lastimado a otros, o bien, hemos adquirido ídolos en nuestro corazón, desde un deportista, un artista, un objeto, una actividad, una amistad, un objeto o cualquier otra cosa a la que hemos ido dando una importancia desmedida, a tal grado, que llega a ocupar el lugar número en nuestra mente, en nuestras prioridades, y lo hemos llegado a valorar más allá de lo normal. ¿Cómo sabemos que ha ido más allá de lo normal? De una manera muy simple, cuando descubrimos que ante la ausencia o falta de “eso”, perdemos la paz, nos sentimos ansiosos, inseguros, mortificados o con temores.

 

  1. Esto es fundamental, enseñarles a nuestros hijos de donde ha venido nuestra bendición, sin importar cuántos y cuáles trabajos hayamos tenido, ni tampoco importa en qué ciudades hemos vivido o hemos estado, lo importante es reconocer que la fuente de nuestra bendición en todos los sentidos, proviene de Dios, más allá de nuestros esfuerzos personales, de nuestra capacidad, o de la gente que nos haya rodeado, aconsejado o ayudado, pues al final de cuentas, todo ello, incluso las circunstancias mismas son producto de la mano de Dios en nuestra vida, y nuestros hijos deben entenderlo y reconocerlo así, pues de esta manera, ellos buscarán que la presencia de Dios siempre vaya con ellos a cualquier lugar que se muevan.

 

  1. Edificar un altar al Señor, lo que significa, mantener una fuerte, estrecha y sincera comunicación con el Señor. Que como familia, le busquemos, que Dios tenga un lugar prioritario, que podamos platicar con Él y que en esa plática lo mismo podamos externarle nuestras inquietudes, sueños y metas, como también le podamos escuchar para entender Su voluntad e indicaciones para nuestra vida. Un altar como familia, un altar en nuestra casa, no precisamente un espacio físico, sino un espacio en el tiempo para dedicarlo a Ël, un espacio en nuestras prioridades para que Él sea el número 1.

 

 

Permítele e Dios bendecir a tu familia, eso depende de ti. ¿Te animas?

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